Una habitación lúdica con espacios que alimentan la sensación de cobijo y del lugar más personal. Las dimensiones de la habitación permiten situar dos camas con la configuración clásica de pared, cama, mesita de noche, cama y un espació hasta la ventana (los cabeceros irían justo donde podéis ver la clavija de la luz). Con esta configuración las niñas dormirían con la cabeza al sur que es pésima para el descanso. La habitación permitia colocar las camas tal como veis en las fotos pero a nivel de suelo y hubiese quedado muy bien con una cama orientada al Norte y otra al Este.
Pero dimos una vuelta de tuerca; la habitación está en la casa de verano donde ocasionalmente se quedan primas y amigas. Además teníamos ganas de pensar una idea especial que no fuera ni una combinación de literas ni unas camas dejadas sobre sus patas.
La idea de una cabaña
Pensamos en crear dos camas en altura que se comunicasen por los pies. Habría una escalera única y las camas estarían comunicadas creando un espacio intimo para las niñas a la vez que se alimentan complicidades entre ellas. Además las camas se remataban superiormente con opción a colocar un dosel. Sin el dosel también da la sensación de cabaña. La parte inferior de la cama de Teresa la ocuparía un colchón sobre un somier de madera que hace las funciones de sofá o estancia distendida. La parte inferior de la cama de María se convierte en una cabaña a su medida con una mesita y un sillón.
A favor del Feng-shuí
Con la orientación de las camas resulta que el cabecero de María quedaba orientado hacia la puerta. Para evitar esta situación del todo negativa según esta ciencia oriental, decidimos poner un potente cabecero de madera maciza que llega prácticamente hasta el techo. La contundencia de esta pieza junto al efecto de la altura de la cama, neutralizan totalmente la inconvenente orientación hacia la puerta.
Ventajas e inconvenientes
Con esta propuesta se aprovecha un espacio para una tercera persona y se consigue un espacio muy especial y muy personal. Los padres asumieron cierta dificultad de llegar al rincón de la cama porque se trata de una estancia ocasional y porque les entusiasmó la idea.
Por otra parte se mantiene la ventaja de acceso mejorado a las camas cuando se quita la barrera, muy útil cuando las pequeñas se duermen en cualquier lado.